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El negocio de la contraestación

"¿Qué le impide a nuestro país ser el primer exportador de semillas en contraestación del mundo?", se pregunta el autor de este artículo. Y afirma que "los sectores involucrados deberemos adecuar y armonizar normas y procedimientos para alcanzar este objetivo común". Producir en contraestación —sostiene— tiene beneficios para todos. Raúl Palmieri. Coordinador Comité de Contraestación, Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) Las mayores inversiones en investigación sobre genética y biotecnología agrícola se concentran en el hemisferio norte y más precisamente en los Estados Unidos. La mayor parte de la investigación mencionada se aplica en cultivos estivales, siendo el maíz uno de los más importantes. La obtención de un híbrido comercial requiere el desarrollo de varias etapas, entre las que se destacan la construcción de poblaciones base, selección, estabilización de las líneas parentales (endocria) e incremento de las mismas, producción pre-comercial del híbrido, y producción comercial. Este proceso demanda varias generaciones de cultivo. Con el objeto de poder realizar anualmente más de una generación, todas las compañías semilleras utilizan el hemisferio opuesto, para poder realizar producciones en "contraestación" con el fin de lograr dos y hasta tres generaciones anuales. El concepto de "hemisferio opuesto" es de singular importancia, ya que no se trata de una metodología para beneficio exclusivo de compañías semilleras del hemisferio norte. De hecho, el beneficio es recíproco para las compañías ubicadas en ambos hemisferios. En tal sentido, se puede afirmar que la ganancia genética medida en términos de velocidad de desarrollo de nuevos productos, no hubiese sido tal, si no existiese la posibilidad del cultivo contraestación. En nuestro país, la superficie destinada a estas producciones tiene hoy, cuantitativamente, poca significancia. Sin embargo esta producción específica es de alto valor agregado siendo potencialmente muy importante en la proyección futura. Las ventajas comparativas de producir semillas en contraestación nos la da nuestra ubicación geográfica de estar en el Hemisferio Sur y estar en condiciones de poder satisfacer las demandas potenciales de semillas requeridas por el Hemisferio Norte. No sólo la ubicación es una ventaja comparativa, sino la disponibilidad de climas aptos y extensiones disponibles, son sumatorias al momento de categorizar a los mejores candidatos. En cuanto a las ventajas competitivas, nuestro país dispone en la actualidad, de recursos humanos con capacidad técnica de excelencia, donde se destacan: agrónomos con conocimiento y vocación por la producción agropecuaria, secundados por paratécnicos con idoneidad manifiesta, plantas de procesamiento y acondicionado (secado y clasificación) de semillas con las últimas tecnologías que actualmente, son comparables a las mejores del mundo, para lograr semillas calificadas con el mejor rango de calidad. Otras ventajas competitivas destacables con las que contamos son: mejoras en el costo, mejoras en la calidad de semilla, mejoras en la seguridad de cosecha, mejoras en el tiempo de llegada a los mercados y un marco regulatorio claro y previsible que contribuyen para colocar a nuestro país en una de las mejores opciones para la realización de esta actividad. En nuestro caso particular, los beneficios de estas producciones en contraestación son amplios, cuantificables y verificables, abarcando tanto a la faz económica, como social e impositiva. El negocio de producir semillas en contraestación para exportación involucra otros sectores de la producción agropecuaria constituyendo por ello una producción con alto valor agregado. Actualmente es llevada a cabo por empresas nacionales, internacionales y profesionales independientes. Esta operativa, se refleja con un fuerte beneficio económico que inevitablemente conduce a beneficios sociales, al incrementar posibilidades de negocio para las compañías, extender el potencial estratégico de la filial local en el caso de compañías internacionales y acrecentar la contratación de personal profesional calificado, contratación de personal de campo, personal administrativo y utilización de insumos. La producción de este tipo de semillas nos exige trabajar bajo altísimos estándares de calidad, los que sin duda luego son aplicados a la producción de semillas para el mercado interno. Esto se transforma así en un proceso de mejora continua que redunda claramente en los beneficios para el productor. En el ranking de este mercado específico, realizado por la Certificación OCDE que es un Sistema Internacional de Certificación de Semillas, se ubica a la Argentina en el puesto número 13 a nivel mundial y en el puesto número 4 a nivel de hemisferio sur. Considerando el mercado actual y las posiciones, esta actividad representa unas 90 mil toneladas, que representan aproximadamente unos 400 millones de dólares. Estas cifras, fundamentan y justifican cualquier esfuerzo en este sentido, por parte de todos los actores involucrados. Por ello es necesario hacer hincapié en el hecho que todas las decisiones que se adopten deben estar sustentadas en razonamientos técnicos que apunten al objetivo de asegurar políticas claras, a largo plazo, que apoyen y promuevan el desarrollo tecnológico y que maximicen los beneficios. La situación geográfica y las ventajas competitivas anteriormente mencionadas, han sido claves para que Argentina sea una de las mejores opciones para la realización de producciones en contraestación. En este sentido, el término "opción" no debe ser desatendido, ya que la elección de Argentina para realizar estas producciones no deberá ser una acción por defecto, sino el resultado de comparar el producto de una ecuación que incluye: 1) costos, 2) beneficios, 3) experiencia, 4) calidad, 5) confianza, 6) continuidad de políticas. A esta altura el lector se preguntará, ¿qué le impide a nuestro país ser el primer exportador de semillas en contraestación del mundo? Solo la decisión de creer, de construir utopías prácticas y convocarnos para realizarlo. Los sectores involucrados bajo este trascendente desafío, oficial y privado, deberemos adecuar y armonizar normas y procedimientos para alcanzar este objetivo común. Estaremos así, construyendo para la sociedad, agregando valor y generando bienestar. Esta será nuestra contribución.