La FAO apoya el reparto equitativo de beneficios ambientales, sociales y económicos de explotación forestal
Se necesita viabilidad económica, en sentido amplio, para que se generalice la ordenación forestal sostenible", apunta el subdirector general de Departamento de Montes de la FAO, Hosny El Lakany.
La Premio Nobel de la Paz Wangari Maathai, cree de que la protección ambiental "está muy ligada a la paz, la seguridad y el desarrollo"
La distribución equitativa de los beneficios sociales, ambientales y económicos derivados de los bosques, es, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), una condición básica a cumplir a la hora de adoptar prácticas de ordenación forestal sostenible, según se desprende de las primeras conclusiones de la edición 2005 del Informe sobre la Situación de los Bosques en el Mundo.
El documento, presentado esta semana en la reunión ministerial de la FAO sobre bosques, que se está celebrando en Roma hasta el próximo viernes y en la que participan medio centenar de ministros y 400 representantes de diversas organizaciones, advierte de que otro de los factores 'clave' en el desarrollo de las zonas forestales es el incremento de los beneficios económicos, y, una vez más, la distribución equitativa de esos beneficios.
"La marginación del sector forestal en el desarrollo social y económico puede propiciar conflictos armados", advierte la FAO, mientras que la explotación sostenible "crea empleos y genera ingresos, contribuyendo a evitar que surjan conflictos, y promoviendo el restablecimiento después de los conflictos".
"Se necesita viabilidad económica, en sentido amplio, para que se generalice la ordenación forestal sostenible", apunta el subdirector general de Departamento de Montes de la FAO, Hosny El Lakany.
"Donde la gestión de los bosques está relacionada principalmente con el suministro de servicios ambientales, la sociedad debería estar dispuesta a asumir los costes", añade. Esto contribuiría, en su opinión, a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente el relacionado con la erradicación de la pobreza y la sostenibilidad ambiental, que son "dos caras de la misma moneda".
CIFRAS DE PRODUCCION
El valor bruto añadido del sector forestal a nivel mundial ascendió a 354.000 millones de dólares en 2000 (264.000 millones de euros), el equivalente a cerca del 1,2% del PIB. Esto representa una disminución del 1,6% con respecto a 1990, una tendencia característica de casi todos los sectores primarios, incluida la agricultura.
"La producción de productos forestales primarios tiene pocas posibilidades de acarrear beneficios económicos", recalca este experto. Éstos dependen de la capacidad de avanzar en la cadena de valor, aprovechando las nuevas oportunidades del mercado en materia de elaboración de la madera, por ejemplo, a través de la producción de muebles.
El informe de la FAO señala que el porcentaje del valor bruto añadido de los bosques en algunos países y regiones "sigue siendo muy bajo", pese a la gran extensión de los bosques participantes. Esto se debe, sobre todo, a que "no se ha logrado crear un sector eficaz de elaboración de la madera".
El estudio señala además, que la contribución económica del sector forestal a menudo "es escasa", debido en gran parte a que "no se toma en cuenta el extenso sector no estructurado", que desempeña una importante función en el mantenimiento de los medios de subsistencia de las comunidades rurales.
En este sentido, y debido al reconocimiento, cada vez mayor, de la función de estas comunidades locales en la protección y la gestión de los bosques, el informe señala la necesidad de mejorar los marcos normativos y jurídicos para proteger los derechos de las mismas.
Pero, "no todos los valores que generan los bosques y los árboles pueden traducirse en beneficios económicos inmediatos", recuerda la FAO. "Poner una etiqueta con el precio no contribuye a la ordenación forestal sostenible". "Muchos beneficios de los bosques van más allá de las estimaciones de los ingresos nacionales y de los mercados inmediatos", añade.
En definitiva, el informe concluye que "se necesita promover la madera como producto eficaz con relación a la energía, y como elemento mucho más respetuoso con el Medio Ambiente que muchos otros productos que la sustituyen".
PROTEGER PARA GARANTIZAR LA PAZ
Por su parte, la Premio Nobel de la Paz 2004, la keniana Wangari Maathai, que intervino con una ponencia en la primera jornada de esta reunión de la FAO en Roma, advirtió de que, la única manera de garantizar la paz en el mundo es protegiendo sus ecosistemas.
En este sentido, recordó el "impacto devastador" que supone la destrucción del ecosistema forestal e hizo un llamamiento para su conservación "a fin de prevenir futuros conflictos e invertir en la paz". Así, Maathai hizo hincapié en que la protección del Medio Ambiente "está estrechamente ligada a la paz, la seguridad y al desarrollo".
En regiones como África Central, indicó, "salvaguardar el ecosistema es fundamental para cumplir los Objetivos del Milenio de la ONU, que pasan por asegurar un Medio Ambiente sostenible y reducir la extrema pobreza y el hambre a la mitad antes de 2015".
"El fracaso a la hora de proteger los ecosistemas y la promoción de economías basadas en la explotación forestal es un modo seguro de no alcanzar los Objetivos del Milenio", alertó Maathai en este sentido.
La Premio Nobel, que recibió el galardón por su dedicación al Medio Ambiente a través de plantaciones de árboles en África, recordó que los bosques de este continente "están bajo amenaza desde hace muchos años" y pidió a la FAO, al resto de las agencias de la ONU y a los países del G-8 ayuda para financiar el desarrollo africano.
Maathai aseguró que en los próximos diez años se necesitarían cerca de 1.300 millones de euros para proteger los ecosistemas en once países de África Central. Una cantidad "que no es exagerada si se utiliza para salvar el ecosistema, cuya destrucción tendría un impacto devastador para el clima global, la agricultura, los recursos energéticos y los sistemas de agua", dijo.
En su opinión, la última palabra la tienen los líderes políticos, que tienen en su mano la distribución de los recursos a las zonas necesitadas, siempre que se olviden "de discusiones o consultas".
La activista africana concluyó su discurso con un llamamiento para cumplir "la deuda que tenemos con el presente" y dejar "algún legado" a las generaciones futuras.