CULTIVOS / 25.03.2022       1841
Control de chinches en la agricultura

Uno de los mayores desafíos de la agricultura a nivel mundial, sin duda alguna, consiste en alcanzar un control absoluto de las plagas que invaden las plantaciones.
Control de chinches en la agricultura

Y es que los insectos saben muy bien dónde conseguir su propia comida, por lo que no pierden tiempo y se instalan donde quiera que crecen vegetales y frutas para consumo humano.


Si no existe una vigilancia constante de las especies en crecimiento, la cosecha se puede arruinar, porque la visita indeseada de insectos se puede transformar en un ejército, en una plaga que arrasa con todo. O producen enfermedades que igualmente acaban con la vida de las plantas expuestas.


Entre esos bichitos molestos, las llamadas chinches fitófagas, especialistas en devorar plantas, han sido objeto de estudio porque su comportamiento deviene en pérdidas económicas cuantiosas para la actividad agrícola.


Tal y como indica el portal web Sembrar100, estos insectos son considerados una de las plagas más importantes en cultivos de soja, debido a que inyectan una saliva tóxica que ocasiona retención foliar, modifican la capacidad de maduración de las plantas, reducen sus vainas y provocan malformaciones con manchas en los granos.


Por ejemplo, en Brasil tienen una gran presencia en las zonas de cultivo de la soya, donde provocan pérdidas directas cuantiosas en productividad estimadas entre 180 a 300 kilos/ ha.


Solamente en Argentina se han detectado unas 2.000 variedades. La chinche marrón es típica en los ambientes cálidos de Brasil y Paraguay, así como en las regiones del Chaco y Santa Fe, en territorio argentino. 


Y en España, en los campos de Catalunya, están dándole la pelea al Halymorpha halys, mejor conocido como él “chinche apestoso”, una especie de color marrón que rápidamente puede transformarse en una plaga muy dañina y que incluso hiberna en las casas.


Fue detectado por vez primera en España en el año 2016, aunque ya se había detectado en Suiza desde el año 2007.


Tiene origen asiático y afecta numerosos árboles y plantas, especialmente frutales como melocotoneros o manzanos y cultivos hortícolas y extensivos, como pimientos, tomateras y maíz.


Pero también vive en parques y jardines, dentro de las casas, donde suele concentrarse en paredes y ventanas y hasta en los coches, donde viaja cómodamente a cualquier lugar.


Su presencia ha sido detectada en las provincias de Girona (11 municipios), Tarragona (3 municipios) y Barcelona (21 municipios).


En Italia y otros países europeos, igualmente ha sido detectado un comportamiento agresivo de esta plaga en cultivos de frutales y avellanos, manzanos, perales, kiwi, melocotones, e incluso maíz y soya, con pérdidas totales, aunque no afecta la salud de las personas ni de los animales.


Solamente en la región del Atlántico medio ha ocasionado pérdidas estimadas en 37 millones de dólares en cultivos de frutas.


Y en Estados Unidos ha causado también grandes daños económicos, porque tanto ninfas como adultos se alimentan de la savia de las plantas, debilitándolas hasta que mueren. 


Desprende un olor muy desagradable que se activa como mecanismo de defensa y hay que estar muy pendiente de esta chinche, porque se reproduce con una rapidez pasmosa.


Su presencia se atribuye al cambio climático y a la globalización de los mercados.


Para combatirla se han presentado grandes dificultades porque al tratarse de una especie introducida no existen enemigos naturales que controlen su expansión y los tratamientos con productos fitosanitarios como organofosforados, piretroides y neonicotinoides, de buenos resultados en Estados Unidos, no pueden ser aplicados en Europa, porque carecen de autorización, ya que dañan al medio ambiente.


Características de las chinches


Existe un complejo de chinches atacantes de los cultivos de soya, son muy variables y todas producen un impacto que dependerá del potencial daño que provoca cada especie, de su densidad poblacional, de los genotipos de la soya y la época de plantación.


Son conocidas popularmente como las chinches verdes y ocasionan grandes males no solamente en cultivos de soya, también inundan plantaciones de maíz, frijoles, trigo y algunas malezas hospedaderas.


Por eso resulta muy útil efectuar una correcta identificación de las chinches atacantes, a fin de proceder a aplicar el control más adecuado sobre ellas.


Las chinches o heterópteras, forman parte del inmenso grupo de insectos con metamorfosis incompleta, lo cual significa que pasan por varios momentos hasta hacerse adultos sin parar de alimentarse ni pasar por períodos de inactividad, con alrededor de 42.000 especies de chinches existentes en todo el globo terráqueo.


Estos animalitos invaden los cultivos en los meses donde desarrollan mayor actividad: la primavera y el verano, pero hay especies de chinches adultas que permanecen ocultas entre la hojarasca, o cualquier otro tipo de vegetación, durante el invierno.


Descripción

El aspecto de las chinches oscila desde unos 2 milímetros, como sucede en el caso de las llamadas “chinches de encaje”, a unos 10 centímetros, tal y como ocurre con una peculiar especie de chinche acuática de la familia Belostomatidae.


Las chinches verdes o marrones que suelen atacar los cultivos de la Soya son:

Nezara virdula, Piezodorus guildiniii, Euschistosheros, Dichelops melacanthus y Dichelops furcatus.


Tienen un tórax de características peculiares, porque allí se producen feromonas que cumple un papel muy activo en la interacción de estas a nivel social y competitivo.


Se trata de glándulas llamadas también “repugnatorias” u “olorosas”, responsables del hediondo olor que emite una chinche cuando se siente amenazada.


Suelen tener una conducta parental elevada, se cuidan bastante. Tal es el caso de las chinches acuáticas, porque asombrosamente las hembras ponen sus huevos en el dorso de los machos, donde se instalan hasta que nacen.


Todas las chinches tienen un sistema bucal envidiable, porque es suctopicador y eso les permite comportarse como depredadoras, fitófagas o hematófagas, ayudándolas a cumplir un rol estelar como plagas de cultivos, transmisoras de enfermedades o inclusive como controladores biológicos.


Es decir, son excelentes chupadoras. Tienen ojos compuestos, antenas setáceas generalmente pequeñas y parecidas a un pelo con segmentos delgados en la punta. 


Poseen alas anteriores, llamadas hemiélitros, las cuales están divididas en una parte basal coriácea y una apical membranosa.


Las alas posteriores son totalmente membranosas.


Patrón de conducta

Las chinches, literalmente, se instalan y comen durante todas las fases de crecimiento de las plantas, dependiendo del tipo de especie, desde la etapa vegetativa, floración y maduración del fruto.


La chiche de abdomen verde, o Dichelops furcatus

De nombre científico Dichelops furcatus, es muy frecuente al sur de Brasil, Tiene 1 centímetro de longitud y es de color café con el abdomen verde.


La chinche de abdomen verde, o Dichelops melancathus

Vive al sudeste y centro oeste de Brasil. Tiene un tamaño aproximado de un 1centímetro de longitud, con la región dorsal de color café y su abdomen verde.

En la zona del protórax posee un par de espinas y sus puntas son más oscuras que la cabeza y su pronoto.


Es más pequeña que la especie D. furcatus y tiene una gran capacidad de multiplicarse en los sembradíos de soya, al punto de que ha saltado y crecido exponencialmente en los cultivos de maíz, que se ven igualmente afectados.


En los de Soya, por ejemplo, esta especie de chinche es capaz de ocasionar la muerte de las plántulas durante la fase de germinación.


Posee en la parte lateral del protórax un par de espinas de idéntico color que la cabeza y del pronoto, lo cual la diferencia de otras chinches de abdomen verde como el Dichelops melacanthus.


Pequeña chinche verde, o Piezodorus guildinii

Posee un tamaño pequeñito, de 1 cm de longitud y tiene un color verde claro con una línea transversal café, roja o amarilla que se visualiza sobre su protórax. 


Las hembras depositan siempre dos hileras de huevos oscuros, integrados entre 10 a 30 ejemplares, que se tornan verde con machas marrones y rojas en el tórax y abdomen al alcanzar la edad adulta.


Es muy dañina pata la agricultura porque las ninfas y adultos por igual extraen la savia de las plantas para alimentarse. Chupan hojas, tallos, vainas y hasta los granos de la soya.


En simultáneo, los chinches inyectan una savia tóxica que daña las hojas, manchándolas hasta que se caen. También reduce la producción de vainas y malforma los granos.


Chinche marrón, o Euschistos heros

Alcanzan como máximo tamaño 1 centímetro de longitud y son de color café. Tiene dos espinas laterales en le protórax, con una mancha blanca que forma una media luna en el dorso, por encima de la parte membranosa de sus alas.


Las hembras suelen depositar sus huevos en las hojas y las vainas de la planta hospedadora, en grupos de dos hileras. El ciclo biológico dura unos 40 días, para que se convierta en una chinche adulta.


Entre los daños que ocasionan a las plantas se encuentra el arrugamiento de los granos, provocados por la succión de la savia en vainas verdes, asi como el fenómeno de la “soya loca”, que consiste en la presencia de hojas verdes en plantas en periodo de cosecha, al igual que enfermedades en granos y semillas.


Chinche de la soya, o Nezara virudila

Son mínimas, con apenas 15 milímetros de longitud, igualmente de color verde con manchitas rojas en la última arte de sus antenas. Las hembras colocan huevos de color amarillo en forma de hexágono y las ninfas primero son de color, naranja, siguen después se tornan negras hasta que definitivamente se vuelven adquieren un tono verdoso con manchas rojas y maravillas sobre el dorso.


Ya en la etapa adulta son de un tono verde oscuro con antenas marrones.

Viven en el envés de las hojas de las plantas de cultivo.


Las fitófagas del orden hemiptera, pentatomidae, son las principales plagas de la soya en las plantaciones brasileñas.


Por ejemplo, entre las hematófagas, que son las que se alimentan de sangre ajena, se consiguen las temidas vinchucas que transmiten el Mal de Chagas, una enfermedad de las regiones tropicales que a largo plazo ocasiona la muerte de la víctima. 


Entre las especies más comunes de las especies fitógafas, que son fanáticas de los vegetales, se encuentran la chinche verde o hedionda Nezara viridula, muy común en Sudamérica. 


Las chinches, literalmente, se instalan y comen durante todas las fases de crecimiento de las plantas, dependiendo del tipo de especie, desde la etapa vegetativa, floración y maduración del fruto.


Alternativas para el exterminio de las chinches

En Argentina se han estudiado opciones de control biológico que disminuyan el uso de plaguicidas.


Por ejemplo, se ha determinado que la especie de chinche Orius insidiosus, pueden se run arma efectiva, ya que ha sido usada cpn éxito para el control biológico o de trips, esos molestos e ínfimos animalitos oscuros que se alimentan de cualquier vegetal, pulgones y moscas blancas en cultivos de frutillas.


Según las investigaciones desarrolladas en plantaciones de frutales en la región del Plata por la doctora Gimena Dellapé, adscrita a la División de Entomología del Museo de la Plata y del Conicet, existen también especies de chinches benéficas que pueden ayudar a combatir a otras especies destructoras de cultivos de frambuesas y arándanos, muy comunes en esa zona.


Para ello, la investigadora Dellapé ha tomado muestras en distintos lugares de la zona hortícola platense, entre las que se encuentran las plantaciones de frutillas en las inmediaciones del Parque Pereyra Iraola, así como cultivos de frambuesas en Etchevarry y arándanos en Bavio, otra localidad productiva.

No obstante, aún no se cuenta con cultivares que sean resistentes ni con materiales genéticamente modificados para combatir esta plaga, el monitoreo constante en las fases claves de la planta para aplicar insecticidas al comienzo de la infección es lo que procede.


Igualmente, es altamente recomendable hacer aplicaciones durante el manejo de los rastrojos con sistemas de siembra directa, a fin de reducir las poblaciones iniciales de chiches.


Aplicaciones de insecticida en los bordes, con 150 a 200 metros de ancho durante la fase vegetativa, ayudan a controlar las chinches migrantes, sobre todo en cultivares tardíos, lo cual evita daños severos en las plantaciones.


La rotación de cultivos también ayuda. 


En definitiva, es precio adoptar prácticas de manejo integral, donde se mezclen herramientas de control químico, mecánico y biológico tendientes a minimizar el impacto ambiental derivado de la aplicación de insectidas.


Fuente: https://www.sembrar100.com/