«La idea central fue crecer en la escala de producción ya que se trataba de no más de una docena de apicultores. En estos once años de trabajo -cuenta-, hemos pasado por situaciones buenas y malas. La primera tarea fue conocernos y consolidar el grupo; desde el punto de vista productivo necesitábamos incrementar el capital de trabajo y algunos apuntábamos a asegurar la calidad del producto»
«Con mucho esfuerzo hace cuatro años tenemos nuestra propia sala de extracción habilitada por el SENASA. Todavía le faltan cosas, pero disponemos de los elementos indispensables que exige la normativa sanitaria y ello da una idea de un trabajo a conciencia en materia de calidad. Fue una inversión importante, que nos costó mucho esfuerzo financiero. Decidimos integrar todo el trabajo y todos los capitales de los productores, ya sea colmenas, equipos de extracción y herramientas, con lo que se constituyó un fondo común y se unificó el trabajo de campo».
«Las acciones de desarrollaron en relación con el Programa Nacional Apícola del INTA (PROAPI), que no es otra cosa que un proyecto integrado de desarrollo apícola y que se centra en un convenio del organismo con entidades educativas nacionales. Una vez integrados jurídicamente gestionamos un crédito ante el Consejo Federal de Inversiones (CFI), que nos permitió comprar nuestro primer vehículo».
«En este camino hemos tenido fracasos desde el punto de vista productivo, entre ellos, cuando decidimos colocar cajones en la zona de islas del Delta y la creciente nos llevó casi medio millar de colmenas, lo que para nosotros fue catastrófico. Debimos sobrellevarlo con el doble de sacrificio y algunos sobresaltos financieros. En este momento el grupo cooperativo, integrado por ocho productores, maneja unas mil colmenas. Trabajamos con apiarios de los departamentos Gualeguaychú, Uruguay, Colón y Tala».
El camino de la integración
«Siempre vimos la necesidad de articular el trabajo con grupos de toda la provincia y, luego de la decisión del INTA de desarrollar un programa en el marco del Proyecto Regional de Diversificación, la puesta en marcha de un módulo apícola me permitió iniciar ese camino. Comenzamos hace dos años integrando productores, técnicos e instituciones y en el mes de octubre pasado, se efectuó el lanzamiento formal del Sistema de Aseguramiento de Calidad».
«Hoy son treinta grupos integrados, lo que involucra alrededor de trescientas empresas apícolas, esto es, unas treinta y cinco mil colmenas. Ello representa el 12 por ciento de la miel que se produce en Entre Ríos y puede decirse que de cada 10 tambores que salen de la provincia, 1,2 llevan su calidad asegurada. Esto nos revaloriza como productores y, desde nuestra filosofía de trabajo particular, nos coloca como empresarios apícolas en un mercado cada vez más complejo».
La Argentina exporta, básicamente a Alemania y Estados Unidos, más del 95 por ciento de la miel que produce. El precio, pese a que nuestro país es el primer exportador mundial y el tercero en producción, no se fija aquí. El apicultor está atado a este mecanismo de oferta y demanda, por lo que el precio viene fijado desde el comprador, pese a que se trata de un producto destacado en materia de calidad. «El Sistema de Aseguramiento no fija precios, pero trabajamos para consolidar un área comercial y canalizar ventas en forma común, buscando mejores mercados, condiciones y precios».
«Lo que hacemos es tratar de darle forma a estructura y funcionalidad comercial, dentro de un sistema que apunta a asegurar calidad. No es una organización que se plantea competir con los entes comerciales; pretendemos ofrecer a todos un producto garantizado».
«Para ello pretendemos consolidar internamente una estructura que nos permita trabajar teniendo en cuenta la diversidad de la flora, los momentos de cosecha, los tipos de miel y las características productivas. Porque no es lo mismo el productor de una zona como Paraná, donde se maneja casi exclusivamente el sistema de praderas, con un calendario de cosecha que obliga al apicultor a concentrar en ese momento toda su organización operativa, que el del norte provincial, con preeminencia de plantaciones de eucaliptos y cítricos».
«La mecánica operativa es absolutamente variable entre apicultores, de manera que necesitamos darle a ello un marco de organización que permita programar la oferta del producto en forma adecuada. Algunos detalles muy importantes marcan un proceso de innovación, como es el caso de los auditores. Se trata de técnicos de los diferentes grupos de apicultores que realizan inspecciones a los demás, con el objetivo de consolidar criterios de calidad y vigilar si lo que se ha convenido, en realidad se cumple».
«Todo esto debe demostrarse documentalmente y también a través del producto. La información se concentra luego en las reuniones de los técnicos y allí sirve como elemento de trabajo que permite efectuar un seguimiento de lo que ocurre en todo el territorio provincial».
Las salas de extracción
«Un sistema de aseguramiento de calidad se inicia con la colmena y pasa por el lugar de procesamiento. Es importante recordar aquí que la miel es uno de los pocos alimentos que no tiene proceso físico o químico de transformación. La misma miel que la abeja elabora en el panal es la que luego se consume y el productor sabe que está prohibida la utilización de antibióticos y autorizada la de productos listados por el SENASA, como elementos curativos».
«También es importante lo que se al momento de trabajar con la colmena, ya que se puede incorporar elementos extraños al producto, como tierra, pasto u otros. Lo mismo sucede con el transporte hasta la sala de extracción, que es un lugar donde no puede modificarse lo que vino desde el campo. Existe una normativa que exige condiciones mínimas para su funcionamiento y forma parte de una especie de protocolo de funcionamiento del sistema de aseguramiento de calidad».
«Las auditorías son parte importante y especialmente en aquellos lugares donde no existen salas que cumplan ese mínimo de condiciones exigidas. Muchos productores no disponen de esta posibilidad, de manera que tratamos de brindar alguna solución. Debe destacarse que existe un trabajo productivo, otro técnico y finalmente uno institucional, que le otorga fortaleza al sistema, que es participativo y voluntario».
fuente: http://www.cronicarural.com.ar/index.asp?Ver=2&Id=4614