Es difícil encontrar a una persona que no diga que le encantan los árboles y los bosques. Y tiene razón. El árbol es una "máquina" que le presta inmensas utilidades al hombre y le proporciona múltiple beneficios. De la atmósfera captura el pernicioso gas dióxido de carbono -uno de los principales responsables del efecto
invernadero- y lo transforma en madera y en ese proceso libera oxígeno que es vital para los seres humanos.
Además es un importante actor en el cuidado del ambiente, protege al suelo del impacto físico de la lluvia, modera la temperatura del ambiente, ayuda a fijar el terreno en las riberas de los ríos, es una barrera para detener el avance del desierto, evita inundaciones y permite la producción de frutas y de miel.
¿Eso es todo? No. El bosque es el hábitat natural de muchas especies animales y vegetales. Allí viven poblaciones indígenas que se benefician de lo que les ofrece este medio tan valioso para su subsistencia, les permite la producción de diversas frutas, permite la vida de animales comestibles, proporciona leña para cocinar y protegerse del frío.
Pero hay muchos beneficios más. La madera suministra la materia prima para la fabricación de pasta celulósica que luego se transformará en papel y cartón.
Diarios, revistas, libros, cuadernos, bolsas y envases de todas formas tienen su origen en un remoto árbol.
A lo largo de la historia, vemos la relación entre los seres humanos y los árboles y parece curiosamente una guerra en la que los bosques pierden batalla tras batalla.
La magnitud exacta del daño es difícil de calcular porque durante muchos años no hubo registros, pero se calcula que hemos talado o quemado más del 70 por ciento de los bosques originales del mundo.
Por supuesto, algunos, los menos, han vuelto a crecer o se han vuelto a plantar, pero se cree que actualmente sólo existe la mitad de las tierras forestales que alguna vez tuvimos en este planeta.
En algunos lugares, particularmente en las regiones más áridas del globo, la deforestación fue y sigue siendo tan severa con un pastoreo intenso que los bosques no han podido volver a crecer. El paisaje se ha alterado en forma permanente.
Aunque las Naciones Unidas y todos los países del mundo reconocen el valor de los bosques, tanto ecológico como económico, esas recomendaciones no son lo suficientemente firmes para evitar que siga la deforestación.
Si queremos hacer algo más por ellos debemos comprender que cuidarlos es un buen "negocio".
Necesitamos identificar y desarrollar buenos negocios forestales, que se caracterizan por tres condiciones básicas: ser rentables, generar empleo y asegurar el desarrollo sostenible de las provincias, esto es que impliquen el uso racional de los recursos naturales (bosques, suelos, agua) para que puedan servir a las futuras generaciones, sosteniéndose en el tiempo.
Es imprescindible que las regiones forestales cuenten con un plan estratégico de desarrollo que establezcan metas de corto, mediano y largo plazo, tomando en cuenta la promoción de inversiones en actividades que reúnan las tres condiciones básicas mencionadas.
Respecto a los servicios ambientales, desde hace 12 años, Costa Rica realiza plantaciones forestales y ahora vende certificados de carbono (los árboles capturan el dióxido de carbono de la atmósfera) a empresas que realizan emisiones. Por esos certificados, pagan a Costa Rica aproximadamente US$5 por tonelada capturada.
Como otras naciones, la Argentina también ha deforestado. Ahora sólo tiene 33,1 millones de hectáreas de bosques nativos, pero la buena noticia es que desde hace décadas ha lanzado planes de forestaciones que han permitido contar en la actualidad con 1.100.000 hectáreas de bosques implantados principalmente con pinos y
eucaliptos.
Las principales forestaciones se han desarrollado en Misiones que tiene el 34% de la superficie total del país, Corrientes con el 30%, Entre Ríos con un 12%, y Buenos Aires con el 9%. También hay interesantes desarrollos en Córdoba, Neuquén, Río
Negro, Chubut y Mendoza.
De ellos extraemos 7,8 millones de toneladas anuales de madera para las industrias celulósica papelera, maderas aserradas y muebles.
La futura demanda de la producción forestal podría venir de China e India, cuyas economías han crecido rápidamente en los últimos años y han incrementado el consumo de madera considerablemente. En diez años, China pasó de importar 3 millones de metros cúbicos de madera a 15 millones de metros cúbicos.
Por supuesto que el momento que se vive es interesante. Pero en el caso de la Argentina no es menos importante su futuro forestal. Los técnicos aseguran que el país posee, por lo menos, 20 millones de hectáreas que tienen aptitud forestal sin competir con la agricultura por el precio de la tierra.
Y por si fuera poco el avance de la tecnología permite ahora fabricar en forma eficiente el biocombustible a partir de la madera.
Esto significa que la Argentina no tiene que optar por bosques o combustibles; o por bosques y agricultura; o por bosques o industria celulósica-papelera y de la madera aserrada.
La FAO eligió a la República Argentina como organizador del XIII Congreso Forestal Mundial a realizarse entre el 18 y el 25 de octubre 2009 en la Ciudad de Buenos Aires.
Se espera que participen en este evento -que se lleva a cabo cada seis años aproximadamente 6.000 personas de más de 160 países.
El tema de este XIII Congreso Forestal Mundial será el "manejo sostenible de los bosques" desde las perspectivas social, ecológica y económica; lo que garantizará brindar espacios para el análisis de las funciones de este recurso natural en el contexto local, regional y global.
Otro evento importante sobre el tema forestal es el II Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y otras Áreas Protegidas. El encuentro que tendrá lugar en la Argentina desde el 30 de septiembre al 6 de octubre de 2007 en la ciudad de Bariloche.
El Congreso está siendo organizado en un esfuerzo conjunto entre la Oficina Regional de la FAO, el Gobierno argentino -a través de la Administración de Parques Nacionales-, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), la Redparques y la Comisión Mundial de
Áreas Protegidas de UICN. t
José R. Benítes .Especial para Clarín.
Nota de la Redacción: El autor es el representante de la FAO en la Argentina
Fuente: Clarin Rural