El bromuro de metilo se eliminará de la actividad agropecuaria en 2007
El ingeniero Domingo Sal, director nacional del programa Prozono, detalló cómo avanzan las alternativas productivas.
El Programa Prozono del INTA nació para ayudar a los pequeños productores para que trabajen, investiguen y obtengan las alternativas que permitirán reemplazar la utilización de bromuro de metilo en sus emprendimientos productivos. El director nacional es el ingeniero Domingo Sal, y el coordinador nacional el ingeniero Alejandro Valeiro, ambos del INTA Famaillá.
A partir del Programa Prozono Internacional (ONUDI), se firmó el Protocolo de Montreal (180 países lo rubricaron) y se creó una estructura de seguimiento para conocer los avances del proyecto. Además, se constituyó un fondo multilateral, destinado a financiar los trabajos de investigación y de transferencia de tecnología para reemplazar todos aquellos productos que dañan la capa de ozono. El bromuro de metilo es uno de los más perjudiciales.
Argentina suscribió el compromiso de adelantar para 2007 los plazos de eliminación del bromuro, de tal manera de obtener financiamiento para investigar y desarrollar las alternativas sustitutivas al bromuro.
El Programa Prozono abarca a los sectores tabacalero (en siete provincias), de frutilla y de hortalizas a campo. “El pimiento para pimentón en los Valles Calchaquíes, y un poco de tomate y de pimiento en Salta, son quienes demandan más bromuro en el caso de las hortalizas”, explicó Sal.
“Probamos distintas alternativas para tabaco y pimiento; en el primer caso, las bandejas flotantes son las que mejor andaban, por eso se desarrolló la tecnología que hoy se aplica en todas las provincias productoras; además, significa un verdadero salto tecnológico productivo”, señaló.
También experimentaron con metansodio o vapam (es más barato que el bromuro, pero no produce un cambio tecnológico), vaporización, solarización (calor) y bandejas con fertirrigación. La producción de frutillas es la más atrasada en el proceso de sustitución del agroquímico.
En el sector tabacalero se impusieron las bandejas flotantes que, a pesar de ser más caras que el bromuro, tienen otras ventajas: a) la productividad aumenta un 25%; b) el almácigo flotante demanda sólo dos meses de trabajo intensivo, mientras que el almácigo tradicional exige tres meses; c) el costo de mano de obra es menor, al igual que los insumos.
El ingeniero Sal describió los pasos que están dando, desde el Prozono, junto a los productores, para mejorar el programa y sus efectos en el campo: n trabajan para darles mayor valor agregado, para que el sector aproveche los beneficios que está obteniendo, o sea, la posibilidad de tener un protocolo y una certificación especial y particular; n avanzar sobre una regulación nacional y provincial sobre uso y comercialización de bromuro para tabaco (Misiones ya tiene ese protocolo porque eliminó el 100% del bromuro); n abaratar las alternativas que se están empleando.
En el caso de la bandeja flotante, a partir de la devaluación de 2001 el costo de su aplicación se volvió prohibitivo porque muchos de sus insumos eran importados. “Entonces, buscamos utilizar insumos que se produjeran en la Argentina”, comentó.
Primero, lograron que las bandejas se fabriquen en el país; después, diseñaron un sustrato para los almácigos sobre la base de cáscara de pino (INTA).
“Hemos diseñado la instalación de una planta productora de este sustrato en Misiones. Podríamos instalar otra en el NOA, pero habrá que diseñar la obtención de la materia prima; es un buen negocio”, concluyó.
En tabaco se usan bandejas flotantes
El programa de eliminación de bromuro de metilo muestra al sector tabacalero de Tucumán como uno de los que más avanzó en ese sentido en nuestra provincia. “Somos conscientes de que para el año 2007 debemos eliminar por completo el uso de bromuro. Hoy, el 60% del área sembrada (unas 1.500 hectáreas) utiliza el sistema floating o de bandejas hidropónicas; esperamos llegar al 70% para el año 2005”, comentó a LA GACETA el productor Luis Bravo, presidente de la Asociación de Tabacaleros de La Cocha.
“La eliminación del bromuro requiere de inversiones, que los tabacaleros no están en condiciones de realizar”, advirtió.
Por eso, la implementación del sistema de bandejas flotantes es financiado, por una parte, por las empresas tabacaleras y, por la otra, por la División Tabaco de la provincia de Tucumán, que atiende unas 600 hectáreas. Se trata de fondos de origen internacional, que llegan a través del Programa Prozono del INTA. La inversión que realizada el productor, luego la recupera a través de la División Tabaco.
“En 2003 utilizamos “Vapam” como alternativa, que dio buenos resultados; se trata de un herbicida que necesita de un tiempo de ejecución, tanto para realizar el laboreo del suelo como para aplicarlo”, relató. “En cambio, con los almácigos, necesitamos que las plantas tengan humedad, hay que taparlas por 25 días, y recién se las puede destinar a siembra”, observó.
Bravo reconoció que tuvieron dos experiencias fallidas con floating: una, porque se registraron temperaturas muy altas; y la otra, porque los productores no manejaron el sistema de la misma manera. “Necesitamos más asesoramiento específico para las distintas zonas productivas”, planteó.
Almácigos o metansodio
En Corrientes, el 90% de la superficie sembrada con tabaco utiliza metansodio o Vapam; en Tucumán y Corrientes se impone el almácigo flotante en el 65% de la zona cubierta; mientras que en Salta y Jujuy el almácigo se aplica en el 35% de las hectáreas sembradas. “Estas diferencias obedecen a distintos factores: la provisión de los insumos necesarios, si cuentan con colaboración gubernamental, y si existen una cadena comercial y otra cadena productiva”, explicó el ingeniero Sal.