Hay muchas clases de nemátodos, algunos de los cuales habitan el suelo, son de tamaño microscópico y viven como parásitos en las raíces de las plantas, afectando seriamente los rendimientos y constituyendo por ende un problema importante en las producciones hortícolas.
Comúnmente se combatía a los nemátodos y otras plagas del suelo mediante la aplicación de productos químicos y/o fumigantes de alta toxicidad, como el bromuro de metilo. A partir de la prohibición de éste último, debido principalmente a su efecto destructor de la capa de ozono, se han comenzado a investigar diferentes alternativas de control, y en este sentido, la solarización y la biofumigación aparecen como herramientas efectivas y de bajo impacto ambiental.
Solarización
La solarización consiste en el calentamiento del suelo a temperaturas tales que se produzca un control físico de los patógenos del mismo. Se logra cubriendo el suelo con polietileno transparente de baja densidad (entre 40 y 100 micrones, tipo cristal) para incrementar y mantener el efecto de la radiación solar, durante 40/45 días, en época estival, donde los rayos solares inciden de forma perpendicular en la superficie del suelo, mejorando la efectividad de la técnica. En años con frecuentes lluvias o días nublados durante el período del tratamiento, el efecto de la técnica puede verse disminuido.
Biofumigación
La biofumigación combina los efectos de la solarización pero a diferencia de ésta, se incorporan al suelo, previo a la cobertura del mismo con polietileno, diferentes tipos de enmiendas y materiales orgánicos sin compostar (abonos verdes, estiércoles, restos de cultivos, residuos orgánicos de la industria, etc.), a razón de 5 a 10 kg por m2 (según el material orgánico a incorporar). En este caso, además de la acción del sol, se produce otro fenómeno a partir de la acción de los microorganismos al descomponer la materia orgánica. Estos generan gran cantidad de sustancias químicas de origen natural (amonio, fenoles, sulfídrico y un importante número de sustancias volátiles y ácidos orgánicos) que actúan como controladores de los patógenos del suelo. También se considera que la incorporación de materia orgánica por sí misma, estimula el desarrollo de los microorganismos benéficos, disminuyendo las poblaciones de plagas.
Importancia del riego
Para asegurar el éxito de éstas técnicas se debe regar el suelo abundantemente (a capacidad de campo) antes de la colocación del polietileno y continuar con riegos habituales (cintas de goteo debajo del nylon).
Para el caso de la biofumigación el período del proceso es más corto que el de solarización, pudiendo sembrar después de sólo 20 días de iniciado el tratamiento sin inconvenientes.
El material orgánico incorporado al suelo sirve además como fertilizante de base, pudiendo desarrollar el cultivo sin inconvenientes hasta 3 a 4 meses de realizado el tratamiento. Se puede reforzar la fertilización con aplicaciones foliares o a través del riego con abonos líquidos o biofertilizantes.
En INTA Concordia
En la huerta demostrativa de Prohuerta, de la Estación Experimental Agropecuaria Concordia, en enero de éste año se comenzó un ensayo sobre biofumigación en conjunto con en Ing. Jorge Castresana, para medir el efecto sobre el control de poblaciones de nemátodos en cultivos de acelga.
En las fotos se aprecian los efectos de la biofumigación sobre el número de nódulos o quistes en las raíces de acelga, en un testeo preliminar realizado durante el 2007 y el aspecto de la huerta durante el proceso de biofumigación.
Más información:
EEA Concordia – jrosenbaum@correo.inta.gov.ar
Toda la información e imágenes son de libre reproducción citando la fuente, a no ser que se exprese lo contrario.
Para suscribirse al boletín envíe un e-mail, colocando "Suscribir Boletín N-H" en el asunto, a imaldonado@concordia.com.ar
Este boletín es editado en la EEA Concordia del INTA. Dirección Postal: C.C. 34 - E3200AQK Concordia, Entre Ríos, Argentina. TE 54-345-4290000 - FAX 54-345-4290215
Responsable editor: Lic. Ivana Maldonado
Responsable técnico: Ing. Juan Valiente