LA PRODUCCION DE CARNE: FEEDLOT: NOVEDADES EN EQUIPAMIENTO Y MANEJO.
Mixer vertical, rollo y fibra sin problemas. El nuevo combo de un negocio que apuntala a toda la ganadería.
Arrancó en 1995, cuando la mayor parte de los especialistas en ganadería salía al cruce de la primer gran oleada feedlotera en el país. "Moda pasajera", plasmaron algunos entre los más encumbrados.
Igual, un puñado de rebeldes se aventuró en contra de la religión del pasto como camino único para engordar novillos. Convencidos de que la nueva agricultura, basada en la siembra directa, en la biotecnología y en la fertilización razonada, iba a penetrar en campos ganaderos, impulsaron la transformación del sistema productivo.
Así nació Profeed, en Saladillo, corazón de la zona de cría y cuna de la ideología pastoril. No fue un caso aislado. Se extendió como reguero de pólvora. Quince años después, más de la mitad de la hacienda que llega a faena viene de un corral de engorde o ha pasado por él en algún momento del ciclo.
Profeed nació como un pequeño corral, sobre una chacra de 86 hectáreas, en la ruta 51, a quince kilómetros al sur de la ciudad de Saladillo. Al principio se engordaban exclusivamente terneros Holando, criados en una guachera, y llevados hasta los 350 kilos. Unos mil por año, en un ciclo larguísimo y de costoso financiamiento.
Pero a los tres años la empresa recibió una inyección de capital, con nuevos socios, y pasó del overo al mestizo. Al principio, ternero bolita, de 250 kilos. Unas 3.000 cabezas. Después, de todo un poco. La base de la alimentación era el silo de grano húmedo de maíz, el sistema que crearon los tandilenses Martínez y Stanek, con el cual despegó el embolsado de granos en la Argentina. Se compraba el grano, porque la pequeña superficie disponible se dedicaba a silo de maíz.
Con la crisis del 2001/2 la situación fue dramática, ya que los granos quedaron dolarizados (menos 20% de retenciones) y el ganado pesificado. La cuestión era mantener el stock, aún perdiendo plata con el engorde. El premio llegó a mediados de año, cuando la hacienda recuperó posiciones de un saque.
Muy cerca de allí, en Las Flores, se encontraba uno de los íconos de la nueva industria del engorde: "Don Casimiro", un feedlot concebido por don Oscar Palacio, el primero que brindó un servicio de hotelería bien profesional en el país. Palacio hizo varios viajes a los EE. UU., hasta que encontró, en la Universidad de Purdue, un diseño adecuado para pelearle al barro, sin duda el principal problema para un feedlot en zonas húmedas. Se compró un par de palas de gran capacidad y con ellas hizo las lomas y caídas para generar lugares secos para el ganado.
Así, armó un feedlot muy prolijo, para albergar 12.000 cabezas. Los vecinos de Profeed se tentaron: le hicieron una oferta y cerraron trato. Don Casimiro se convirtió en "Don Corral". Entre los dos feedlots, ya estaban con una capacidad para casi 20.000 cabezas instantáneas. No se quedaron allí. Además de expandir estos dos corrales, adquirieron otro feedlot muy renombrado en San Andrés de Giles (8.000 cabezas), instalaron otro en Santiago del Estero y están armando uno nuevo en Río Negro.
"Este año vamos a completar unas 120.000 cabezas", asegura Pablo Granda, un ingeniero industrial que pasó del mundo financiero al productivo. Es el responsable de comprar el alimento y cerrar los negocios de hotelería, que hoy conforman la mayor parte de la facturación. Hay poca hacienda propia, la mayor parte novillos holando provenientes de un tambo de la misma empresa.
-¿Quiénes son los clientes de hotelería?, quiso saber Clarín Rural.
-Varias empresas frigoríficas y algunos abastecedores de envergadura. Y también, pero en menor medida, grandes criadores que quieren terminar sus novillos.
-¿Y porqué creen que los eligen?.
-Será porque hacemos menos macanas que los demás... En realidad, nuestra ventaja reside en el menor tiempo que demoramos en completar el engorde. Los kilos que se hacen en un feedlot son caros, muchas veces perdiendo plata. La clave es que en lugar de demorar 80 días en alcanzar el peso de faena, lleguen en 70. Estos diez días significan una fortuna.
-¿Y porqué demoran menos?
-Porque comen 'ad libitum', y formulamos bien las dietas con los mejores ingredientes. El maíz es por lo menos el 50%, y usamos gluten feed, pellet de girasol, pulpa de cítricos, harina zootécnica de maíz, sorgo. La clave es la compra, porque los granos están caros, incluso por encima de los valores de pizarra, lo que siempre nos crea discusiones con los clientes. Pero finalmente nos ponemos de acuerdo...
-Igual, con estos precios de los granos todos dicen que los números no cierran...
-Efectivamente. Es así. La única forma es con las compensaciones. Ningún feedlot podría funcionar sin ellas. Pero tampoco sería viable la ganadería tradicional, frente al enorme potencial de la nueva agricultura.